Adolf Loos
Puente editores, 2024
Sin lugar a dudas, Adolf Loos es uno de los personajes más brillantes y a la vez controvertidos que cruzaron intelectualmente la arquitectura del siglo XIX al XX. Sus escritos siguen siendo objeto de observación y lectura para entender las claves de una de las crisis más importantes de la historia de la arquitectura.
Adolf Loos (1970-1933) nació en la actual República Checa y cursó estudios de arquitectura en Dresde. Vivió unos años en los Estados Unidos y regresó a Viena en 1896, pasando antes por otras ciudades europeas. Con esa inquieta trayectoria vital -y alimentado por una curiosidad genuina por los productos industriales y la artesanía tradicional de las artes aplicadas de cada lugar- no tardó muchos meses en convertirse en uno de los críticos más importantes de la situación de la producción industrial y arquitectónica de la ciudad. Pronto también tendría un gran impacto como arquitecto, especialmente con su decoración del Café Museum (1899) y más tarde con la propia Looshaus (1909).
Varios de los escritos que componen este pequeño volumen datan precisamente de 1898, cuando Loos, recien llegado de vuelta a Viena, cocina un pensamiento que reivindica lo que él denomina "un estilo de nuestra época" -y que, denuncia, no es capaz de encontrar todavía en Viena. Reclama un "arte de construir" (parafraseando a Gottfried Semper) y muestra su admiración por arquitectos como Karl Friedrich Schinkel. Reclama para la arquitectura un conocimiento de las técnicas y los materiales, y cuestiona los sucedaneos industriales que imitan en serie las producciones artesanales tradicionales. Plantea el "principio del revestimiento" reconociedo la importancia (de nuevo semperiana) de la naturaleza del cubrir sin imitar. Y critica, por supuesto, una arquitectura reducida a un "arte gráfico" y la vanidad de la ornametación.
La sombra de Adolf Loos es alargada (nunca mejor dicho de un personaje que arroja luces y sombras, estas últimas especialmente abundantes en lo que se refiere a su vida personal). Lo que es indiscutible, en cualquier caso, es la mirada avanzada a su tiempo que Loos proyecta entre ironías y comentarios brillantes en muchos de estos escritos.
David H. Falagán