21 dic 2024

Form Follows Capitalism

Architecture and Abstraction
Pier Vittorio Aureli
The MIT Press, 2023

Hace tiempo que Pier Vittorio Aureli es considerado uno de los teóricos de la arquitectura más influyentes de nuestro tiempo. Ensayos anteriores como The Possibility of an Absolute Architecture (2011), The Project of Autonomy (2012) o Less is Enough (2014) le sitúan en un lugar de observación que se reafirma en este libro. Pier Vittorio Aureli has long been considered one of the most influential architectural theorists of our time. Previous essays such as The Possibility of an Absolute Architecture (2011), The Project of Autonomy (2012) or Less is Enough (2014) place him in a position of observation that is reaffirmed in this book.



/ES/
De hecho, para quienes hayan seguido su producción anterior será fácil establecer relaciones con muchos de los protagonistas de sus imaginarios precedentes. En este sentido, son reincidentes los autores que alimentan su aproximación teórica a la arquitectura -Karl Marx, Walter Benjamin, Henri Lefevre, Manfredo Tafuri. Fácilmente podemos considerar a Aureli en una posición entre marxista y tafuriano, especialmente por su visión de la historia de la arquitectura que observa la estética no desde las aproximaciones formalistas que le han precedido, sino desde una crítica estructural al sistema económico que las ha generado. Son igualmente recurrentes muchas de sus referencias arquitectónicas -Le Corbusier, Hiberseimer, Hannes Meyer, Archizoom-; prácticas que en este libro se presentan como casos de observación de la influencia del capitalismo en la formalización abstracta de la arquitectura.

La premisa que Aureli plantea desde el inicio del texto refuerza esta mirada:
La concepción de la abstracción como un modo de aislarse del mundo es dominante en la disciplina de la arquitectura, donde se la asocia con la simplicidad formal modernista y la reducción de la arquitectura a objetos platónicos. Este libro pretende superar esta interpretación situando la relación entre arquitectura y abstracción en un contexto social y político más amplio.
El autor rastrea episodios dispersos a lo largo de la historia de la arquitectura (desde la antigüedad hasta la contemporaneidad) en los que se reconoce un patrón de formalización y estructuración del espacio que responde no tanto a procesos formales de simplificacion, sino más bien a mecanismos de control y medición precisa de la ocupación del espacio. La abstracción implícita, de acuerdo con Aureli, no persigue objetivos estéticos, sino que es el resultado de una prefiguración de la forma construida para la organización eficiente del trabajo y la gestión de los recursos. Por eso puede considerarse a esa abstracción como cómplice de la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual -en términos marxistas, la separación entre trabajadores y medios de produccion.

Los ejemplos que se plantean para reforzar esta hipótesis son sugerentes y heterogéneos. Los propios mecanismos de definición geométrica y representación de la arquitectura en verdadera magnitud, las cartografías para el establecimiento de límites precisos, la definición discretizada de componentes materiales mesurables, la estandarización para la repetición constructiva de modelos tipológicos o la protección militar de las construcciones han sido argumentos de la arquitectura preindustrial (acompañados de un aparato de ordenación social) que han perseguido la simplificación formal por motivos fundamentalmente políticos y económicos. Tras la revolución industrial estas prácticas no han hecho más que reforzarse, siendo visibles fundamentalmente en la ordenación de las ciudades a través de la configuración de la vivienda urbana o en el nuevo paradigma de la arquitectura "incierta" para la producción industrial. El racionalismo y el funcionalismo determinista de la modernidad no son sinó representaciones contemporáneas de esta carrera por la eficiencia en múltiples dimensiones. El modelo Dom-ino de Le Corbusier, la Ciudad Vertical de Ludwing Hilberseimer, el Coop-Interieur de Hannes Meyer o la Cocina de Frankfurt de Margarette Schütte-Lihotzky no son más que visiones de esta lógica de producción en masa alcanzando la escala doméstica del habitar.

A lo largo de todo este recorrido por una cierta historia de la arquitectura, Aureli cuida una narrativa transversal, desarrollando relatos aparentemente independientes que son puestos en relación desde la perspectiva de una observación contextual, política y económica, que cubre de sentido la hipótesis planteada. Y deja espacio para el optimismo: tal vez llegará el momento en que la abstracción se desvincule de la lógica de la acumulación capitalista para dar espacio a un interés comunitario. 

/EN/
In fact, for those who have followed his previous work, it will be easy to establish relationships with many of the protagonists of his previous imaginaries. In this sense, the authors who feed his theoretical approach to architecture are recurrent - Karl Marx, Walter Benjamin, Henri Lefevre, Manfredo Tafuri. We can easily consider Aureli in a position between Marxist and Tafurian, especially for his vision of the history of architecture that observes aesthetics not from the formalist approaches that have preceded him, but from a structural critique of the economic system that has generated them. Many of his architectural references are equally recurrent - Le Corbusier, Hiberseimer, Hannes Meyer, Archizoom -; practices that in this book are presented as cases of observation of the influence of capitalism in the abstract formalization of architecture.

The premise that Aureli raises from the beginning of the text reinforces this view:
The understanding of abstraction as retreat from the world is dominant within the discipline of architecture, where it is associated with modernist formal simplicity and the reduction of architecture to Platonic objects. This book aims to overcome this interpretation by situating the relationship between architecture and abstraction within a wider social and political context.
The author traces episodes scattered throughout the history of architecture (from antiquity to the present) in which a pattern of formalization and structuring of space is recognized that responds not so much to formal processes of simplification, but rather to mechanisms of control and precise measurement of the occupation of space. Implicit abstraction, according to Aureli, does not pursue aesthetic objectives, but is the result of a prefiguration of the built form for the efficient organization of work and the management of resources. For this reason, this abstraction can be considered as an accomplice to the separation between intellectual work and manual work - in Marxist terms, the separation between produders and means of production.

The examples that are put forward to reinforce this hypothesis are suggestive and heterogeneous. The very mechanisms of geometric definition and representation of architecture in true magnitude, the cartographies for the establishment of precise limits, the discretized definition of measurable material components, the standardization for the constructive repetition of typological models or the military protection of constructions have been arguments of pre-industrial architecture (accompanied by an apparatus of social ordering) that have pursued formal simplification for fundamentally political and economic reasons. After the industrial revolution, these practices have only been reinforced, being visible fundamentally in the ordering of cities through the configuration of urban housing or in the new paradigm of "uncertain" architecture for industrial production. The rationalism and deterministic functionalism of modernity are nothing but contemporary representations of this race for efficiency in multiple dimensions. Le Corbusier's Dom-ino model, Ludwig Hilberseimer's Vertical City, Hannes Meyer's Coop-Interieur or Margarette Schütte-Lihotzky's Frankfurt Kitchen are nothing more than visions of this logic of mass production reaching the domestic scale of living.

Throughout this journey through a certain history of architecture, Aureli maintains a transversal narrative, developing apparently independent stories that are put into relation from the perspective of a contextual, political and economic observation, which fills the hypothesis with meaning. And leaves room for optimism: perhaps the time will come when abstraction will be disassociated from the logic of capitalist accumulation to make room for a community interest.

David H. Falagán