Felipe De Ferrari (ed.)
Puente editores, 2022
David Lorente, Josep Ricart, Xavier Ros y Roger Tudó fundaron Harquitectes el año 2000. Desde entonces se han convertido en uno de los estudios de arquitectura de referencia del contexto catalán, con obras de pequeña escala -y no tan pequeña- desplegadas mayormente por toda la geografía barcelonesa.
Es poco habitual que un estudio en su veintena (propiamente centenial) haya recibido la atención que Harquitectes ha recibido, con publicaciones tan significativas como monografías en revistas internacionales como a+u, El Croquis, AV o 2G -y eso refiriéndonos exclusivamente a los medios tradicionales. ¿Qué hace que su trabajo, que se ha movido alejado de los grandes encargos en los que se ha concentrado equívocamente la atención del mundo de la arquitectura en el siglo XXI, haya sido observado con tanta curiosidad? Este pequeño volumen, incluido en la colección Micro de Puente editores trata de dar respuesta a esta pregunta desde la reflexión (y auto-reflexión) teórica que motiva o emerge de su trabajo.
La arquitectura de Harquitectes, ellos mismos lo mencionan, ha llegado a ser provocativa por la renuncia y la negación de una postura espectacular o globalizada frente al hecho construido. Su trabajo se ha desarrollado con una actitud sin pretensiones trascendentales y se ha concentrado en la construcción de espacios valiosos y confortables para las personas, definidos por la escala y la estructura apropiada, la reflexión técnica precisa, y singularizados por una relación especial con el exterior. Sus obras más populares, muchas de ellas viviendas unifamiliares conocidas anónimamente por sus "matrículas", son buena muestra de estas condiciones.
Lo que buscamos son cualidades espaciales que ofrezcan buena calidad de vida y que vengan determinadas por el uso de materiales asequibles, de una buena iluminación y una temperatura adecuada. Nos interesa desmantelar la idea de que la calidad está asociada al lujo y a materiales más caros.
En su manera de autodefinirse destaca su interés por la técnica y la construcción, la capacidad de la materialidad para tomar decisiones durante el proceso de diseño, las inquietudes relacionadas con la sostenibilidad, la gestión de los recursos y el confort de los espacios (prescindiendo deliberadamente de las etiquetas). Reflexionan y aprenden a partir del construir, y es allí donde proyectan una actitud y un discurso emancipador que les acerca a la idea de decrecimiento, y les permite relacionarse con arquitecturas tradicionales o con prácticas con las que se muestra cierta empatía y reconocimiento, como la de Lacaton & Vassal. Es, sin duda, una arquitectura elocuente de lo menos visible.
David H. Falagán