Niños y bisabuelos
Josep Llinàs
Puente Editores, 2022
A estas alturas seguro que a nadie sorprenderá la capacidad camaleónica de la arquitectura para transformarse y comunicarse a través de infinitos canales, códigos y dimensiones narrativas. En esta colección de textos e imágenes Josep Llinàs explora los stories de Instagram como vehículo de interesantes relatos arquitectónicos.
Tampoco es que sea una novedad la aproximación al relato arquitectónico desde la combinación de texto e imágenes. Quien más o quien menos de los que leáis esto os habréis visto en la tesitura de hacer una presentación sobre algún tema arquitectónico y no habéis dudado en acompañar la explicación de imágenes. La narración visual nos resulta cercana porque incluso buena parte de nuestro aprendizaje se ha basado en ensayos visuales, desde Vers une Architecture de Le Corbusier (1923), hasta S, M, L, XL de Rem Koolhaas (1995), pasando por Complexity and Contradiction in Architecture de Robert Venturi (1965), por citar solo algunos hitos bibliográficos. En todos ellos se ha potenciado el capital simbólico de las imágenes para enmarcar ideas y discursos, haciéndo partícipe al lector de la argumentación, jugando con los mensajes complementarios de lo escrito y lo visual, y enriqueciendo el valor narrativo de lo explicado.
Los canales digitales, híbridos desde su origen, han potenciado cada vez más el valor de lo visual (y lo audiovisual) frente al relato escrito. Solo hay que fijarse en las redes sociales: Twitter limita los mensajes individuales a 280 caracteres, lo que, por otra parte, ha hecho muy populares los hilos o threads, que permiten secuenciar la argumentación de lo que se expone, facilitando su ilustración y domesticando la mínima complejidad que pueda guardar el mensaje (bien masticadito para una mejor digestión); o triunfan redes como TikTok, de contenido textual prácticamente inexistente. Por eso no deja de ser un reto divertido utilizar una red como Instagram -fundamentalmente visual- para construir relatos de arquitectura y aprovechar la expontaneidad y la informalidad, pero también la creatividad que proporciona el canal.
Josep Llinàs parece haber encontrado en este canal una manera de compartir sus obsesiones e inquietudes sobre personajes que quizás son más fáciles de abordar desde la lógica de estos medios informales. Es fundamentalmente el caso de Josep Maria Jujol, arquitecto difícil de catalogar desde la mirada de Llinàs, genio y héroe de muchas de las historias que componen este volumen. Su iconografía y sus métodos artesanales, a veces difíciles de entender desde la erudición, florecen en los relatos de Llinàs, que se fija en aquel arquitecto de curas de pueblo y familias rurales (no como Gaudí, arquitecto de obispos y propietarios urbanos).
Como no todo lo que se produce en las redes merece un consumo inmediato y efímero, vale la pena el rescate y la exploración del relato que se aborda aquí. Y la diversión que proporciona.
David H. Falagán