7 may 2021

Lewerentz desde su observación enigmática

Viaje a Italia
Sigurd Lewerentz
Puente editores, 2021

Sigurd Lewerentz (Suecia, 1885-1975) fue uno de esos maestros de la arquitectura moderna que han tardado en alcanzar el reconocimiento que merecen. Su discurso propio, introvertido y a veces enigmático tiene en este libro -un relato visual de su mirada a la antigüedad- una muestra singular de su actitud.



Es habitual intentar resolver los misterios de algunas arquitecturas rastreando los escritos de sus autores, observando sus opiniones, reconociendo sus métodos, detectando sus compromisos y preocupaciones. Nada de ello puede hacerse de Lewerentz, de quien no nos ha llegado un testimonio escrito propiamente dicho. Para muchos, su reconocimiento llegó de la mano del texto de Janne Ahlin (Sigurd Lewerentz, Architect, MIT Press, 1987) -del que podemos encontrar una versión reciente editada por Park Books. Ahlin fue capaz de devolver a Lewerentz el protagonismo eclipsado por su sociedad con Gunnar Asplund, depositario habitual de la autoría de obras compartidas, como la del memorable Cementerio Sur de Estocolmo.

Lewerentz proyectó muchas de las piezas de este lugar maravilloso, y llevó esta misma sensibilidad a otros proyectos excepcionales como el Kiosco de las Flores del Cementerio de Malmö. Curiosamente, muchas de sus obras se experimentan desde el fragmento, desde la condición de archipiélago de una modernidad diferente a la dominante, atenta a los valores experienciales, con alternancia discontinua de lugares sorprendentes y misteriosos.

Su viaje (viajes) a Italia forma parte de esa atmósfera de misterio. Sabemos que hizo su grand tour en 1909, tras trabajar en Berlín con Bruno Möhring, y que volvería a Italia más tarde. Sabemos que pasó por Pompeya, por Tívoli, por Ostia Antica... y que allí tomó fotografías llenas de intención, de curiosidad. Y de misterio. La secuencia de imágenes, localizadas en las cajas depositadas en su archivo del Museo de Arquitectura de Estocolmo -y que componen esta inusual y valiente publicación de Puente Editores-, es un relato visual poético y fascinante. Es de esos testimonios que nos conectan con narraciones entre la realidad y la ficción, como Los Modlin de Paco Gómez o My Mexican Bretzel de Nuria Giménez. Cuando los fragmentos de realidad estimulan la ficción que los agrupa. O viceversa. Como su propia arquitectura.

David H. Falagán