17 feb 2021

Tous y Fargas

Innovación tecnológica en la arquitectura de Tous y Fargas
David H. Falagán
Editorial CSIC, 2020

¿Tous y Fargas? Habrá gente a quien ni le suene esta pareja de arquitectos —Enric Tous (1925-2017) y Josep Maria Fargas (1926-2011)— que, sin embargo, tiene una fuerte presencia en la ciudad de Barcelona, desde el archiconocido edificio de la Avinguda Diagonal para la Banca Catalana (hoy sede del grupo editorial Planeta) hasta la fachada de un edificio, también para la Banca Catalana (y hoy convertido en hotel), en el mismo Passeig de Gràcia.



No es casualidad que uno de los estudios con una mayor actividad investigadora en tecnologías de la construcción durante las décadas de 1960 a 1980 en Cataluña apenas sea conocido, un hecho que claramente responde a la férrea construcción ideológica, liderada por Oriol Bohigas, de la tan cacareada Escuela de Barcelona. Dicha escuela pretendía presentar al mundo una única manera de hacer desde Barcelona, aquello que llamaron realismo, que vehiculaba todo su potencial técnico para incluirlo en una tradición constructiva local, la de la sencillez del ladrillo y de los enfoscados, que entroncaba perfectamente con la escasez, tanto material como tecnológica, de la posguerra española. 

Después de años de comprobar cómo la Escuela de Barcelona hacía aguas por bastantes sitios, ya es hora de incluir aquellas otras arquitecturas, como la de Tous y Fargas (y de algunos pocos otros), que no encajaban en el constructo ideológico de la Escuela de Barcelona.

Con este estudio, David H. Falagán no solo hace un excelente ejercicio de análisis y puesta en contexto de la obra de Tous y Fargas, sino que reivindica su importancia en la historiografía de la arquitectura catalana. Tous y Fargas no solo son responsables de los dos edificios icónicos de Barcelona mencionados anteriormente, sino que su interesante obra incorpora tanto innovaciones estructurales —desde sistemas modulares y megaestructuras hasta experimentos con estructuras curvas— como en tecnologías de fachada, y no solo del clásico muro cortina, en su variante más artesana a la española, sino incluyendo en él materiales plásticos y la vegetación, en una imagen un tanto wrightiana, como en el caso del edificio de Banca Catalana.

Una obra que deja de mirarse al ombligo de la idiosincrasia local para apuntar, a través de la tecnología, a figuras como Félix Candela, Albert Kahn, Mies van der Rohe o Jean Prouvé.

Moisés Puente