Como seguro que algunos de vosotros-as, supe de Inma Maluenda y Enrique Encabo por el programa de radio Planeta Beta, que ambos dirigían desde Radio Círculo. Tanto allí, como en sus colaboraciones en El Cultural (la revista del diario El Mundo), han practicado siempre una crítica de arquitectura accesible, no dogmática y sugerente.
La recopilación de escritos que publican ahora es una buena muestra de ese perfil crítico que evita jergas excluyentes y propone relatos amenos de leer. Relatos en el sentido puramente literario, capaces de sumergir al lector en la figura de un autor recorriendo las circunstancias más curiosas de su biografía; o de transportarnos a las obras que revisan con el lenguaje de las crónicas de viajes, en las que el hecho arquitectónico se comprende a través de la experiencia del lugar.
El libro contiene 31 textos: 15 piezas dedicadas a autores-as; 15 piezas dedicadas a obras, y un bonus-track con el escrito probablemente más personal del libro. La mayoría de los textos proceden de sus artículos en El Cultural, donde se revelan como esos viajeros que cuentan en primera persona las vivencias de visitar arquitecturas que les atraen. Decir que la selección es miscelánea seguramente se queda corto. Como muestra, los perfiles se inician con Adolf Loos y acaban con Assemble... Y lo mismo pasa con las obras, donde destacan reseñas de obras españolas singulares, acompañadas de alguna pieza europea más mediática.
Seguramente el hecho mediático no es una casualidad. El origen de los textos hace pensar en una audiencia genérica, no necesariamente vinculada al mundo de la arquitectura, a la que se le ofrecen relatos ricos en contenido y bien escritos. Relatos que no pretenden formar expertos, pero que cuidan el contenido de una manera muy pedagógica. Sin embargo, quizás la selección puede tener algo de "acrítica", si pensamos en una voluntad más ambiciosa (o humana) del hecho crítico. Por ejemplo, todos entendemos los premios como una oportunidad para divulgar perfiles de autores-as reconocidos, que seguramente merecen esa atención. Pero también debemos plantearnos si la visibilidad que queremos para la arquitectura -y su pedagogía- debe seguir vinculada a un canon heróico manufacturado por instituciones como la que otorga los premios Pritzker.
En nada critico con ello la labor de Maluenda y Encabo, a quienes leo y disfruto. Sí sería bueno que los medios generalistas facilitaran espacio para debatir sobre arquitectura sin que las excusas sean solo inauguraciones, necrológicas o premios. Hay más arquitectura en este planeta.
David H. Falagán