Steven Holl
Gustavo Gili, 2018 (2011)
Hace unos años, en un momento de eclosión de la digitalización y las nuevas tecnologías, la colección GGmínima incluía este título que planteaba la importancia de la experiencia humana en la arquitectura. Su vigencia no ha variado y las capas fenoménicas analizadas por Steven Holl siguen siendo material fundamental para la lectura de la arquitectura. | A few years ago, at a time when digitization and new technologies were emerging, the GGmínima collection included this title that raised the importance of human experience in architecture. Its validity has not changed and the phenomenological layers analyzed by Steven Holl remain fundamental material for the reading of architecture.
La tesis que recorre el texto de Holl tiene origen en la pregunta que él mismo se plantea:
A medida que nuestros medios tecnológicos se multiplican, ¿maduramos o más bien nos atrofiamos desde el punto de vista perceptivo? Vivimos nuestras vidas en espacios construidos, rodeados de objetos físicos. Sin embargo, habiendo nacido en este mundo de cosas, ¿somos capaces de experimentar plenamente los fenómenos de su interrelación, de obtener placer de nuestras percepciones?
Se trata de una inquietud puramente arquitectónica, puesto que es la arquitectura la que captura en cada instante nuestras percepciones y sensaciones, y la que tiene la capacidad de estimular nuestros sentidos. Por eso, la propuesta del autor es sumamente ambiciosa: hacer arquitectura capaz de alentar y enardecer nuestras percepciones.
Es bien sabido que autores como Alberto Pérez-Gómez o Juhani Pallasmaa comparten este punto de vista. Por eso no es casual que en 1994 los tres (Holl, Pérez-Gómez y Pallasmaa) fueran los participantes seleccionados para un número especial de la revista a+u sobre la percepción en arquitectura. De hecho, este libro recupera las aportaciones de Steven Holl a esa publicación.
Entre estas aportaciones podemos citar dos partes claramente diferenciadas. En primer lugar, Holl plantea lo que él llama "zonas fenoménicas", que podrían ser todas las herramientas apropiables por la arquitectura para estimular la percepción: fusión de objeto y campo, percepción incompleta, color, luz y sombra, agua, sonido, tiempo, etc. En segundo lugar, el autor alude a sus propias experiencias, relatos biográficos de visitas a ciudades y edificios, en los que descubre las conexiones entre su percepción y las características arquitectónicas.
Me quedo con una de estas experiencias: la lectura del poema "Paterson", de William Carlos Williams -al que yo añadiría hoy el film de Jim Jarmusch con el mismo título. En ambos se hace patente un pensamiento de Williams que resumen una aproximación fenomenológica a la vida: sobre las cosas, y no sobre las ideas, puede construirse poesía.
David H. Falagán