Xavier Monteys
Gustavo Gili, 2018
Allí donde Casa collage iniciaba un recorrido fascinante por el hogar, y La habitación mostraba las implicaciones urbanas de lo doméstico, La calle y la casa completa un puzzle poliédrico en el que habitación, casa y calle se convierten en escalas crecientes de una mirada humana al espacio que habitamos. | There where Casa collage began a fascinating journey through the home, and La habitación showed the urban implications of the domestic, La calle y la casa complete a polyhedral puzzle in which room, house and street become increasing scales of a human look at the space that we inhabit.
Urbanismo de interiores, el subtítulo de este tercer volúmen de la trilogía de Xavier Monteys, es probablemente la mejor definición de las intenciones vertidas. "Urbanismo", porque la calle es la protagonista indiscutible de su mirada. "De interiores", porque las reflexiones tienen que ver con la manera en que las personas habitamos este espacio. Un tipo de urbanismo que no está interesado en la densidad, la movilidad, la planificación... sinó más bien en la mirada de quien lo utiliza como espacio habitable: para jugar, comer, mirar, aprender, soñar.
Al igual que en los títulos precedentes, no hablamos de un ensayo al uso. Habrá quien lo interprete como recopilación de pequeñas lecciones, o a quien le recuerde el formato más contemporáneo de secuencias de posts de un blog (a tenor de lo que tiene de autorreferencial el texto, esta podría ser una buena lectura, en clave hipertextual). En cualquier caso, la lectura es dinámica y los pequeños capítulos visibilizan de manera sugerente situaciones urbanas curiosas, anómalas, divertidas y originales que resultan ser más habituales de lo que aparentan.
Representaciones pictóricas, fotográficas o filmográficas pueblan este texto, que tampoco descuida una mirada arquitectónica generosa -Herman Hertzberger, Sergison Bates, Alison y Peter Smithson o Le Corbusier están entre los aludidos. París, Londres, Roma, Lisboa y, sobre todo, Barcelona, serían las protagonistas, si tuvieramos que nombrar a las ciudades citadas. Una mirada a la calle, en todo caso, casi exclusivamente propia del imaginario occidental.
Aunque quizás se eche de menos la frescura de Casa collage, pueden reconocerse en el texto intenciones comparables a las de su hermano mayor. También la calle es un collage de situaciones sobre las que vale la pena reflexionar.
David H. Falagán
Al igual que en los títulos precedentes, no hablamos de un ensayo al uso. Habrá quien lo interprete como recopilación de pequeñas lecciones, o a quien le recuerde el formato más contemporáneo de secuencias de posts de un blog (a tenor de lo que tiene de autorreferencial el texto, esta podría ser una buena lectura, en clave hipertextual). En cualquier caso, la lectura es dinámica y los pequeños capítulos visibilizan de manera sugerente situaciones urbanas curiosas, anómalas, divertidas y originales que resultan ser más habituales de lo que aparentan.
Representaciones pictóricas, fotográficas o filmográficas pueblan este texto, que tampoco descuida una mirada arquitectónica generosa -Herman Hertzberger, Sergison Bates, Alison y Peter Smithson o Le Corbusier están entre los aludidos. París, Londres, Roma, Lisboa y, sobre todo, Barcelona, serían las protagonistas, si tuvieramos que nombrar a las ciudades citadas. Una mirada a la calle, en todo caso, casi exclusivamente propia del imaginario occidental.
Aunque quizás se eche de menos la frescura de Casa collage, pueden reconocerse en el texto intenciones comparables a las de su hermano mayor. También la calle es un collage de situaciones sobre las que vale la pena reflexionar.
David H. Falagán