Manuel Martín Hernández
Editorial Reverté, 2014
Una sencilla pregunta se plantea desde el inicio de este texto: ¿existió la casa moderna? Aunque para muchos parezca una evidencia, antes de responder el autor se plantea cuándo ha existido una manera moderna de vivir. Como no puede ser de otra manera, las respuestas se localizan en un interesante recorrido por los lugares de lo doméstico en la modernidad. | A simple question arises from the beginning of this text: did modern house exist? Although it may seem an evidence, before answering that the author questions when a modern way of living has existed. Obviously, responses are located in an interesting tour through the places of the domestic in modernity.
Estos lugares son ubicados en las primeras décadas del siglo XX, que monopolizan la mayor parte del relato. El recorrido no es lineal; tampoco estrictamente cronológico. De hecho la descripción más ajustada la aporta el propio Manuel Martín, que se refiere al texto como una trama que intercala temas que sucedían prácticamente de manera simultánea. De manera que la narración se aborda transversalmente, trazando una red de 16 capítulos que recoge los autores-as, experiencias, obras, políticas, tipologías, etc. que retratan el problema de la vivienda en Occidente durante la primera mitad del siglo pasado.
El barrido es tan amplio que algunos autores-as, ciudades o proyectos clave son alcanzados desde diversas perspectivas: desde la visión de las iniciativas experimentales, desde el análisis de los modelos de agregación, desde la mirada a su equipamiento interior... Los mecanismos de definición de la casa moderna son analizados haciendo visibles las inquietudes y los objetivos perseguidos por los gestores de la modernidad: la flexibilidad, la interpretación de lo tradicional, la simplicidad o la prefabricación. Con buen criterio, se incluye en el último capítulo un resumen de los aspectos críticos de esta visión de la casa moderna, sin obviar la reacción pionera de autores como Lewis Mumford o Catherine Bauer.
Estamos tan acostumbrados a identificar la modernidad con el mundo occidental que puede considerarse un acierto que el autor dedique un capítulo a la observación de la casa japonesa desde la perspectiva occidental. Sin embargo, pueden echarse de menos alusiones a la modernidad latinoamericana o a las experiencias norteafricanas (entre otros ámbitos coloniales) que se llevaron a cabo en el campo de la vivienda colectiva, y que probablemente aportarían una visión más plural y multicultural.
Desde un punto de vista pedagógico, el texto es una aportación bien documentada, que redescubre proyectos menos divulgados poniéndolos en relación con otros más conocidos. Seguramente muchos estarán de acuerdo con una de las afirmaciones que cierra el texto: la mayor parte de las mejores y más avanzadas arquitecturas domésticas de nuestros arquitectos actuales estaban ya planteadas, resueltas y comprobadas en aquellas primeras décadas del siglo XX.
David H. Falagán