Ángel Mártinez García-Posada
Lampreave, 2009
Texto | Text: Miguel Ángel Damián Sanz
Esta reseña ha sido la ganadora del I Concurso de reseñas de libros de teoría, crítica e historia de arquitectura convocado por la Asociación Témenos, con la colaboración del DCA de la ETSAM, la Editorial Reverté y la revista Arquitectura Viva. | This review has been awarded first prize in the I Book Review Competition on architectural theory, criticism and history, organized by Asociación Témenos, with the collaboration of ETSAM DCA, Editorial Reverté and Arquitectura Viva magazine.
En
busca del tiempo presente.
Investigaciones
arqueológicas en torno a la arquitectura.
Alguna vez confesó
Borges que escribía cuentos porque no conocía otro medio literario tan directo
para narrar historias. Acaso por ello, Ángel Martínez García-Posada -profesor e investigador en la Escuela de
Arquitectura de Sevilla-
se vale del cuento para rememorar pensamientos y acciones de ciertos
escritores, pintores, arquitectos y otros personajes de gran influencia del siglo
XX; Robert Smithson, Gordon Matta-Clark o Joseph Beuys son, entre otros,
algunos de estos “sospechosos habituales”, en palabras del autor. El libro es una
antología de relatos, una suerte de actualización de Las Mil y Una Noches en la que el lector se convierte en un atento
rey Schariar que observa cómo se difuminan los límites del tiempo y los
personajes se funden unos con otros, dejando un poso en el que el arte queda
como el recuerdo de instantes memorables. Cercano a la épica subyacente en este
género, trasluce el deseo de elevar a categoría artística todos aquellos
acontecimientos dignos de ser transmitidos y evocados: el paseo entre las nubes
de Philippe Petit, los jaques de Marcel Duchamp a su aprendiz John Cage, el
viaje al Nuevo Mundo de un obelisco alejandrino... La lectura se convierte en
una dérive, paseo de idas y venidas por
el tiempo y el espacio, en el que se establecen relaciones múltiples e
inesperadas entre las diferentes narraciones.
Como sugiere el
subtítulo del libro, el tiempo es el verdadero protagonista -congelado, suspendido, dilatado,
desvelado...-, tanto por las creaciones
como por las casualidades, todas ellas irrepetibles, que cada cuento describe. El
desorden cronológico en el que Ángel Martínez dispone los relatos parece seguir
la idea de Robert Smithson cuando escribía que habría que buscar aquellos
lugares en los cuales los futuros lejanos se encuentran con los pasados lejanos.
El artista norteamericano, de muerte prematura, disfrutaba en el Museo de
Historia Natural de Nueva York porque allí “coexisten el hombre de las cavernas
y el hombre del espacio”, así también el libro acoge entre sus páginas una
mezcla de tiempos heterogéneos que construyen nuevas historias sobre arte y
arquitectura.
La materia, la otra
silenciosa protagonista de todos los cuentos, es la realidad física capaz de
transustanciar el paso del tiempo en algo inteligible: a través de las huellas
del uno sobre la otra podemos percibir su inalterable presencia, como hace un
arqueólogo. La arquitectura, que trabaja con la materia, hereda de ella esta misma
capacidad. En Sueños y Polvo, cada
capítulo propone aproximaciones parciales que ensayan una forma de entenderla. Lejos
de esa supuesta perfección aséptica que en ocasiones persiguen nuestros
proyectos, la buena arquitectura es deliciosamente imperfecta, de principios
indeterminados y de finales irremisibles: todo lo sólido acaba desvaneciéndose.
Proyectar, al igual que escribir, “es dejar, en alguna parte, un surco, una
huella, una marca o un par de signos”, como enuncia la cita de Perec que
encabeza uno de los cuentos. La idea de arquitectura está presente en cada
historia entrelazada, aunque no son muchas las referencias desde un enfoque
disciplinar -así la capilla
de Zumthor o la de Le Corbusier, o antes el Coliseo o la Roma de Piranesi, si
es que estas lecturas pudieran considerarse como tales-. Todo tiene que ver con todo en
alabanza de un discurso continuo de las artes, actividades todas que sueñan
revertir el paso del tiempo.
Editado por Lampreave,
todo en este volumen suma en favor de un concepto integrador; incluso los misteriosos objetos que aparecen
en portada y contraportada se desvelan como un lírico resumen del libro. Tan
sencillo y discreto desde su estilo hasta su maquetación, paradójicamente esconde
temas tan poderosos como la fuerza de la erosión, la capacidad transformadora
del arte o la identificación con la naturaleza. Su lectura nos acerca a
aspectos propios de la arquitectura a los que, en ocasiones, entre tanto ruido
y tantas letras, se hace difícil atender y para los que suele faltar, por
supuesto, tiempo.
Miguel Ángel Damián Sanz
Miguel Ángel Damián Sanz