John Allan
Artifice Books, 2012
Pocas monografías de arquitectura recogen de una manera completa la trayectoria profesional y vital de un autor. Berthold Lubetkin. Architecture and the tradition of progress es, sin duda, uno de esos casos. El libro, publicado originalmente por el RIBA en 1992 acaba de ser reeditado y completado por Artifice Books en un volumen imprescindible. | Few architectural monographs collect in a complete way the entire life and works of one author. Berthold Lubetkin. Architecture and the tradition of progress is certainly one of those cases. The book, originally published by RIBA in 1992 has just been reprinted and completed by Artifice Books in an essential volume.
Berthold Lubetkin (1901-1990) llegó desde Rusia hasta Reino Unido al inicio de la década de 1930. Pocos años antes, durante un corto periplo en París, había completado su primera obra de arquitectura. En palabras de John Allan, “si Rusia fue su guardería, Europa fue su instituto. El fermento de la Rusia revolucionaria le había implantado la visión del arte como instrumento de renovación social; luego, en Europa, Lubetkin iba a aprender la historia del arte y el magisterio del diseño arquitectónico como una técnica artesanal”. Wilhelm Worringer o Auguste Perret fueron algunas de sus influencias durante este periodo.
En 1932, ya en Londres, estableció la oficina Tecton junto a Francis Skinner, Denys Lasdun, Godfrey Samuel y Lindsay Drake. También participó en la fundación del grupo MARS con Morton Shand, Wells Coates o Maxwell Fry, y más tarde en la de la agrupación progresista ATO (Architects’ and Technicians’ Organization). Con este bagaje, Lubetkin es reconocido como una figura clave en la introducción del movimiento moderno en Gran Bretaña. Se valora especialmente su creencia en la arquitectura como herramienta de progreso social. Para Lubetkin, la innovación tecnológica y la capacidad plástica de la arquitectura fueron siempre herramientas al servicio de este progreso.
Es conocida la evolución manierista de la obra de Lubetkin, recogida, entre otros, por Kenneth Frampton en su conocida Historia Crítica de la Arquitectura Moderna. Incluso se habla de un cambio de expresión entre dos de los proyectos míticos de la oficina: Highpoint 1 y Highpoint 2, donde los valores formales van ganando importancia a los valores de uso. Este texto documenta esta evolución mediante un extraordinario ejercicio de explicación paralela de la obra y la compleja biografía de Lubetkin.
El autor, John Allan (1945), arquitecto e investigador de la historia de la arquitectura, puede resultar un nombre familiar para muchos, gracias a su trabajo como director de la prestigiosa oficina londinense Avanti Architects. Allí ha desarrollado su labor como arquitecto durante casi 30 años (hasta 2011). Allan tuvo la oportunidad de conocer a Lubetkin mejor que nadie, por dos motivos: en primer lugar por una amistad personal que duró 20 años, desde que le conoció en la Universidad de Sheffield estudiando la arquitectura británica moderna en 1970 hasta la muerte de Lubetkin en 1990; en segundo lugar porque su oficina tuvo la oportunidad de desarrollar los proyectos de restauración de algunas de las obras más significativas de Lubetkin, entre ellas la piscina de pingüinos del Zoo de Londres, o los citados apartamentos Highpoint.
De acuerdo con Allan, “El paso del tiempo es un fenómeno natural en el que el hombre no tiene otra opción. La tradición del progreso -a la que la arquitectura de Lubetkin aporta signos evidentes- demuestra que el futuro no tiene por qué ser considerado como un destino sobrenatural ineludible, sino como una oportunidad optimista para la sociedad”. Quizás sea un buen resumen para este retrato completísimo de Berthold Lubetkin.
David H. Falagán
En 1932, ya en Londres, estableció la oficina Tecton junto a Francis Skinner, Denys Lasdun, Godfrey Samuel y Lindsay Drake. También participó en la fundación del grupo MARS con Morton Shand, Wells Coates o Maxwell Fry, y más tarde en la de la agrupación progresista ATO (Architects’ and Technicians’ Organization). Con este bagaje, Lubetkin es reconocido como una figura clave en la introducción del movimiento moderno en Gran Bretaña. Se valora especialmente su creencia en la arquitectura como herramienta de progreso social. Para Lubetkin, la innovación tecnológica y la capacidad plástica de la arquitectura fueron siempre herramientas al servicio de este progreso.
Es conocida la evolución manierista de la obra de Lubetkin, recogida, entre otros, por Kenneth Frampton en su conocida Historia Crítica de la Arquitectura Moderna. Incluso se habla de un cambio de expresión entre dos de los proyectos míticos de la oficina: Highpoint 1 y Highpoint 2, donde los valores formales van ganando importancia a los valores de uso. Este texto documenta esta evolución mediante un extraordinario ejercicio de explicación paralela de la obra y la compleja biografía de Lubetkin.
El autor, John Allan (1945), arquitecto e investigador de la historia de la arquitectura, puede resultar un nombre familiar para muchos, gracias a su trabajo como director de la prestigiosa oficina londinense Avanti Architects. Allí ha desarrollado su labor como arquitecto durante casi 30 años (hasta 2011). Allan tuvo la oportunidad de conocer a Lubetkin mejor que nadie, por dos motivos: en primer lugar por una amistad personal que duró 20 años, desde que le conoció en la Universidad de Sheffield estudiando la arquitectura británica moderna en 1970 hasta la muerte de Lubetkin en 1990; en segundo lugar porque su oficina tuvo la oportunidad de desarrollar los proyectos de restauración de algunas de las obras más significativas de Lubetkin, entre ellas la piscina de pingüinos del Zoo de Londres, o los citados apartamentos Highpoint.
De acuerdo con Allan, “El paso del tiempo es un fenómeno natural en el que el hombre no tiene otra opción. La tradición del progreso -a la que la arquitectura de Lubetkin aporta signos evidentes- demuestra que el futuro no tiene por qué ser considerado como un destino sobrenatural ineludible, sino como una oportunidad optimista para la sociedad”. Quizás sea un buen resumen para este retrato completísimo de Berthold Lubetkin.
David H. Falagán
Berthold Lubetkin (1901-1990) came from Russia to United Kingdom at the beginning of the 1930s. A few years before, during a short tour in Paris, he had completed his first building. In John Allan’s words, “if Russia was Lubetkin’s nursery, Europe was his high school. Russia’s revolutionary ferment had implanted the vision of art as an instrument of social renewal; now, in Europe, Lubetkin was to learn the history of art and master architectural design as a technical craft.” Wilhelm Worringer or Auguste Perret were some of his influences during this period.
In 1932, already in London, he established the office Tecton with Francis Skinner, Denys Lasdun, Godfrey Samuel and Lindsay Drake. He also participated in the founding of the MARS Group with Morton Shand, Wells Coates or Maxwell Fry, and later in the leftist group ATO (Architects 'and Technicians' Organization). With this background, Lubetkin is recognized as a key figure in the introduction of the modern movement in Britain. It is particularly appreciated his belief in architecture as a tool for social progress. For Lubetkin, technological innovation and artistic capacity of architecture were always tools in service to this progress.
It is known the Mannerist Evolution of Lubetkin's work, noted, among others, by Kenneth Frampton in his famous Critical History of Modern Architecture. There is even talk of a change in expression between two mythical projects of the Office: Highpoint 1 and Highpoint 2, where the formal values are gaining importance over use values. This book documents this evolution through an extraordinary exercise of parallel explanation of Lubetkin’s work and complex biography.
The author, John Allan (1945), architect and architectural history researcher, may be a familiar name to many readers, thanks to his work as a director of the prestigious London office Avanti Architects. There, he has developed his work as an architect for almost 30 years (until 2011). Allan had the opportunity to meet Lubetkin better than anyone, for two reasons: first, thanks to a personal friendship that lasted 20 years, since they met at Sheffield University while Allan was studying modern British architecture in 1970 until the death of Lubetkin in 1990; and secondly, because his office had the opportunity to develop restoration projects of some of the most significant works of Lubetkin, including Penguin Pool at London Zoo, or referred Highpoint Apartments.
According to Allan, “The passage of time is a natural phenomenon in which man has no choice. The tradition of progress –in which Lubetkin’s architecture provides such legible signs- asserts that the future need not be regarded as a looming supernatural fate but as a constructive social opportunity.” It can be a good summary for this very complete portrait of Berthold Lubetkin.
In 1932, already in London, he established the office Tecton with Francis Skinner, Denys Lasdun, Godfrey Samuel and Lindsay Drake. He also participated in the founding of the MARS Group with Morton Shand, Wells Coates or Maxwell Fry, and later in the leftist group ATO (Architects 'and Technicians' Organization). With this background, Lubetkin is recognized as a key figure in the introduction of the modern movement in Britain. It is particularly appreciated his belief in architecture as a tool for social progress. For Lubetkin, technological innovation and artistic capacity of architecture were always tools in service to this progress.
It is known the Mannerist Evolution of Lubetkin's work, noted, among others, by Kenneth Frampton in his famous Critical History of Modern Architecture. There is even talk of a change in expression between two mythical projects of the Office: Highpoint 1 and Highpoint 2, where the formal values are gaining importance over use values. This book documents this evolution through an extraordinary exercise of parallel explanation of Lubetkin’s work and complex biography.
The author, John Allan (1945), architect and architectural history researcher, may be a familiar name to many readers, thanks to his work as a director of the prestigious London office Avanti Architects. There, he has developed his work as an architect for almost 30 years (until 2011). Allan had the opportunity to meet Lubetkin better than anyone, for two reasons: first, thanks to a personal friendship that lasted 20 years, since they met at Sheffield University while Allan was studying modern British architecture in 1970 until the death of Lubetkin in 1990; and secondly, because his office had the opportunity to develop restoration projects of some of the most significant works of Lubetkin, including Penguin Pool at London Zoo, or referred Highpoint Apartments.
According to Allan, “The passage of time is a natural phenomenon in which man has no choice. The tradition of progress –in which Lubetkin’s architecture provides such legible signs- asserts that the future need not be regarded as a looming supernatural fate but as a constructive social opportunity.” It can be a good summary for this very complete portrait of Berthold Lubetkin.