Francisco González de Canales
Actar, 2012
Pese a tratarse de dos décadas marcadas por conflictos bélicos –y sus consecuencias– entre 1937 y 1959 se produjeron algunos de los experimentos residenciales más destacados del siglo XX. Precisamente la oscuridad de esta época puede leerse como detonante de una reacción renovadora por parte de la esfera arquitectónica. | Despite being two decades marked by war-and its consequences-between 1937 and 1959 there were produced some of the most prominent residential experiments of the 20th century. Precisely the darkness of this age can be read as a detonating of a renewing reaction by the architectural sphere.
Así lo hace Francisco González de Canales en Experimentos
con la vida misma (publicado también en inglés como Experiments with Life
Itself). El libro analiza cinco experiencias unifamiliares de arquitectura
doméstica que tienen en común una doble característica: por una parte se trata
de propuestas radicales, en relación al contexto de modernidad inmediatamente
anterior; por otra parte todos los experimentos fueron habitados por sus
propios creadores.
El primer capítulo recorre tres viviendas de Pablo Neruda en
Chile, donde puede leerse el contraste entre la aproximación al diseño de los
espacios por parte del arquitecto Germán Rodríguez Arias (y el GATCPAC) y el
propio Neruda. El segundo capítulo analiza la reacción existencial de las
residencias de Ralph Erskine (The Box y Drottningholm) en Suecia. El siguiente
experimento al que se alude es la archiconocida Casa Eames en Pacific Palisades
(L.A.), donde el hábitat se moldea como escenario de la vida cotidiana. A
continuación se descubre la Casa en el Pedregal de San Ángel, la espectacular y
“espiritual” casa-cueva de Juan O’Gorman en México. Finalmente, la quinta experiencia
a la que se refiere González de Canales no es otra que el Solar Pavilion de
Alison y Peter Smithson, aludido en este caso a través de los mitos rurales
ingleses incluidos en el cuento infantil de Rudyard Kipling Puck en la colina
de Pook.
Para comprender el acercamiento del autor a estas obras vale
la pena recoger la reflexión con la que inicia este último capítulo:
Durante décadas, el conocimiento de la arquitectura del
siglo XX se ha desarrollado de forma fundamentalmente endógena, lo que ha dado
lugar a que la crítica del hecho arquitectónico y la formulación de su historia
hayan quedado generalmente incompletas. Desde el aplauso incondicional de los
primeros críticos del movimiento moderno (Henry-Russel Hitchcock, Giedion,
Pevsner, Richards, Zevi, etc.) a las consabidas revisiones del mismo, pasando
por la ironía, la descalificación y hasta la perplejidad y el amargo
resentimiento de nuestros días, la arquitectura no ha dejado de mirar hacia sí
misma –o incluso solo a sus propios héroes– y como consecuencia ha dejado
escapar el incorporar de forma activa los valores que le son externos y entre
los que se encuentra la mayor parte de las cuestiones que afectan realmente a
la vida contemporánea.
Se propone así una mirada a la arquitectura que reconoce su
dependencia disciplinar del contexto histórico, social y cultural. Sin duda es un
punto de vista que se pone en práctica en este texto: la propia narración dota
de independencia a cada uno de los capítulos, dando protagonismo a las
circunstancias que rodean cada una de las experiencias. La
lectura global nos ofrece un enfoque heterogéneo de aquellos fondos arquitectónicos
que son a menudo eclipsados –si no ocultados– por las propias figuras.
David H. Falagán