John
F.C. Turner
Marion
Boyards Publishers, 1976
El inglés John F.C. Turner (1927) es uno de esos
arquitectos con una trayectoria atípica. Formado en la Architectural
Association de Londres (1949-1954), se trasladó a Perú en 1957 donde permaneció
hasta 1965 llevando a cabo labores de asesoría en los asentamientos y barriadas
de los poblados peruanos. | John F.C. Turner (1927) is one of
those architects with an atypical path. Trained
at the Architectural Association
in London (1949-1954), he moved to Peru in 1957 where he
remained until 1965 performing
consulting work in settlements and Peruvian shanty towns.
Desde entonces y durante más de cuarenta años, se ha dedicado a promover la causa en favor de la vivienda auto-gestionada, dando a conocer al primer mundo los valores de la arquitectura informal por medio de sus escritos, enseñanza y trabajo de consultoría.
Gracias a sus aportaciones y las de otros, la cultura arquitectónica, que hasta los años 70 había concentrado su actividad en dar servicio a unos privilegiados, entendió que miles de personas vivían en barrios autoconstruidos carentes de cualquier servicio básico. Housing by people, publicado en 1976 por la editorial Marion Boyars y ya en su cuarta edición, recoge los puntos clave de su legado teórico.
En síntesis, sus planteamientos son resultado de dos influencias. Por un lado, la de Patrick Geddes -en concreto el libro Cities in Evolution-, que en la línea de Lewis Mumford y posteriormente Jane Jacobs, planteaba un análisis holístico de las ciudades más allá de la forma urbana, en su verdadera dimensión social, económica y geográfica, como organismos con vida propia en continua evolución. Por otro, su afinidad a la ideología anarquista que compartía con otros amigos e intelectuales del momento, como Ivan Illich, Paul Goodman o el también arquitecto Colin Ward, autor del prólogo del libro. Todos ellos, desde distintos ámbitos, criticaban las sociedades basadas en sistemas heterónomos totalitarios y controladores, administrados centralmente y dependientes de estructuras jerárquicas consumidoras de gran cantidad de recursos.
En el campo concreto de la vivienda, Turner reprochaba la actitud simplificadora del Estado que, con grandes estructuras piramidales sin acceso a recursos locales, producía soluciones estandarizadas de forma masiva –mass housing-, insostenibles social y económicamente por su incapacidad para reconocer la infinita variedad de situaciones personales y familiares de cada contexto concreto. Como alternativa, Turner demandaba la descentralización de esta producción mediante sistemas flexibles administrados localmente, con capacidad de suministrar diversidad de forma autónoma. Su crítica debe entenderse en el contexto de las políticas desarrollistas instauradas en América latina en los años 70, basadas en el desarrollo económico y el productivismo, que otorgaban al estado un papel protagonista como organismo benefactor y proveedor de bienes y servicios.
Con estas premisas, el libro comienza con una crítica a los criterios cuantitativos establecidos habitualmente en la valoración del alojamiento, proponiendo como alternativa analizar el valor de la vivienda por lo que hace en lugar de por lo que es; en otras palabras, por su valor de uso y potencialidad en lugar de por su calidad material y valor de cambio. Los parámetros propuestos tenían que ver con la localización, la accesibilidad a servicios básicos, dotaciones y medio de sustento, el régimen de tenencia y la posibilidad de transferibilidad, la posibilidad de transformación o evolución, la adecuación a requerimientos espaciales y posibilidades económicas concretas, la seguridad, el confort o la intimidad; cuestiones todas de carácter personal, dependientes de recursos o circunstancias locales y variables en el tiempo.
En base a estos parámetros y mediante el análisis de una selección de casos de estudio, Turner demostraba las dificultades para responder y gestionar estos criterios desde un sistema de producción de la vivienda centralizado –al menos de una forma directa e individual eficaz- argumentando que eran cubiertos de forma más adecuada en los grupos de favelas autónomos, que en los polígonos de vivienda planeados desde el Estado. Aceptando el papel necesario del Estado como facilitador y regulador de algunos recursos básicos como el suelo, la infraestructura de servicios o la financiación, consideraba indispensable el acceso y aprovechamiento de los recursos locales y personales como la involucración de los usuarios, la mano de obra, la tecnología local, la capacidad de organización autónoma, la reutilización de materiales, la posibilidad de establecer comunidades, la imaginación, etc.
Casi cincuenta años después de su publicación, la problemática retratada en Housing by People sigue siendo totalmente actual, especialmente si consideramos el grave problema de acceso a la vivienda provocado por el crecimiento de la población urbana y las crecientes desigualdades sociales, y el consumo acelerado de nuestros recursos naturales causado por las dinámicas económicas derivadas la globalización y el capitalismo productivista. En este contexto, en el que la ciudad informal es una realidad inevitable y la apuesta por una economía y desarrollo sostenible una necesidad ineludible, la propuesta de Turner merece una revisión obligada.
Israel Nagore
Gracias a sus aportaciones y las de otros, la cultura arquitectónica, que hasta los años 70 había concentrado su actividad en dar servicio a unos privilegiados, entendió que miles de personas vivían en barrios autoconstruidos carentes de cualquier servicio básico. Housing by people, publicado en 1976 por la editorial Marion Boyars y ya en su cuarta edición, recoge los puntos clave de su legado teórico.
En síntesis, sus planteamientos son resultado de dos influencias. Por un lado, la de Patrick Geddes -en concreto el libro Cities in Evolution-, que en la línea de Lewis Mumford y posteriormente Jane Jacobs, planteaba un análisis holístico de las ciudades más allá de la forma urbana, en su verdadera dimensión social, económica y geográfica, como organismos con vida propia en continua evolución. Por otro, su afinidad a la ideología anarquista que compartía con otros amigos e intelectuales del momento, como Ivan Illich, Paul Goodman o el también arquitecto Colin Ward, autor del prólogo del libro. Todos ellos, desde distintos ámbitos, criticaban las sociedades basadas en sistemas heterónomos totalitarios y controladores, administrados centralmente y dependientes de estructuras jerárquicas consumidoras de gran cantidad de recursos.
En el campo concreto de la vivienda, Turner reprochaba la actitud simplificadora del Estado que, con grandes estructuras piramidales sin acceso a recursos locales, producía soluciones estandarizadas de forma masiva –mass housing-, insostenibles social y económicamente por su incapacidad para reconocer la infinita variedad de situaciones personales y familiares de cada contexto concreto. Como alternativa, Turner demandaba la descentralización de esta producción mediante sistemas flexibles administrados localmente, con capacidad de suministrar diversidad de forma autónoma. Su crítica debe entenderse en el contexto de las políticas desarrollistas instauradas en América latina en los años 70, basadas en el desarrollo económico y el productivismo, que otorgaban al estado un papel protagonista como organismo benefactor y proveedor de bienes y servicios.
Con estas premisas, el libro comienza con una crítica a los criterios cuantitativos establecidos habitualmente en la valoración del alojamiento, proponiendo como alternativa analizar el valor de la vivienda por lo que hace en lugar de por lo que es; en otras palabras, por su valor de uso y potencialidad en lugar de por su calidad material y valor de cambio. Los parámetros propuestos tenían que ver con la localización, la accesibilidad a servicios básicos, dotaciones y medio de sustento, el régimen de tenencia y la posibilidad de transferibilidad, la posibilidad de transformación o evolución, la adecuación a requerimientos espaciales y posibilidades económicas concretas, la seguridad, el confort o la intimidad; cuestiones todas de carácter personal, dependientes de recursos o circunstancias locales y variables en el tiempo.
En base a estos parámetros y mediante el análisis de una selección de casos de estudio, Turner demostraba las dificultades para responder y gestionar estos criterios desde un sistema de producción de la vivienda centralizado –al menos de una forma directa e individual eficaz- argumentando que eran cubiertos de forma más adecuada en los grupos de favelas autónomos, que en los polígonos de vivienda planeados desde el Estado. Aceptando el papel necesario del Estado como facilitador y regulador de algunos recursos básicos como el suelo, la infraestructura de servicios o la financiación, consideraba indispensable el acceso y aprovechamiento de los recursos locales y personales como la involucración de los usuarios, la mano de obra, la tecnología local, la capacidad de organización autónoma, la reutilización de materiales, la posibilidad de establecer comunidades, la imaginación, etc.
Casi cincuenta años después de su publicación, la problemática retratada en Housing by People sigue siendo totalmente actual, especialmente si consideramos el grave problema de acceso a la vivienda provocado por el crecimiento de la población urbana y las crecientes desigualdades sociales, y el consumo acelerado de nuestros recursos naturales causado por las dinámicas económicas derivadas la globalización y el capitalismo productivista. En este contexto, en el que la ciudad informal es una realidad inevitable y la apuesta por una economía y desarrollo sostenible una necesidad ineludible, la propuesta de Turner merece una revisión obligada.
Israel Nagore
Since then and for over forty years, he has been dedicated to advancing the cause for self-managed housing, revealing to the first world values of informal architecture through his writing, teaching and consulting work.
Thanks to his contributions and others’, architectural culture, which until the 70s had concentrated its activities on serving some privileged, understood that thousands of people lived in self-built neighborhoods lacking any basic service. Housing by people, published in 1976 by Marion Boyars Publishers -and now in its fourth edition- contains the key points of his theoretical legacy.
In short, their approaches are the result of two influences. On the one hand, that of Patrick Geddes -particularly through the book Cities in Evolution- that in the line of Lewis Mumford and subsequently Jane Jacobs posed a holistic analysis of cities beyond urban form, in its social, economic and geographical true light, as own agencies in evolving life. Furthermore, its affinity to the anarchist ideology, shared with other friends and intellectuals of the time, as Ivan Illich, Paul Goodman and Colin Ward also an architect, author of the foreword of the book. All of them, from different areas, criticized heteronomous totalitarian system based societies, centrally administered and dependent on large amounts of resources consuming hierarchies.
In the specific field of housing, Turner accused the simplistic attitude of the state that, with large pyramidal structures without access to local resources, produced massively standardized solutions -mass-housing-, socially and economically untenable for their inability to recognize the infinite variety of personal and family situations of each particular context. Alternatively, Turner demanded decentralization of this production through locally managed flexible systems, capable of providing diversity independently. His review must be understood in the context of development policies introduced in Latin America in the 70s, based on the economic and productivism, which gave the state a leading role as benefactor organization and provider of goods and services.
With these assumptions, the book begins with a review of the usually quantitative established criteria of the housing assessment, proposing as an alternative to analyze the value of the home by so it does rather than by what is, in other words, its value and potential use rather than its quality material and exchange value. The proposed parameters had to do with the location, accessibility to basic services, endowments and livelihood, tenure and the possibility of transferability, the possibility of transformation or evolution, adaptation to space requirements and specific economic opportunities, safety, comfort or privacy, all personal issues, dependent on local circumstances and resources varying in time.
Based on these parameters and by analyzing a selection of case studies, Turner showed the difficulties to respond and manage these criteria from a system of centralized housing production -at least in a direct and individual effectively- arguing that there were more adequately covered in favelas autonomous groups than in planned housing estates from the state. Accepting the necessary role of the state as facilitator and regulator of basic resources such as land, infrastructure or funding services, he considered essential the access and use of local and personal resources as the involvement of users, labor, local technology, the capacity for self-organization, reuse of materials, the possibility of establishing communities, imagination, etc.
Almost fifty years after its publication, the problems portrayed in Housing by People entirely remains today, especially considering the serious problem of access to housing caused by the growth of the urban population and the growing social inequalities, and accelerated consumption our natural resources caused by the dynamics of globalization and economic consequences of productivist capitalism. In this context, in which the informal city is an inevitable reality and the commitment to a sustainable economy an unavoidable necessity, Turner proposal deserves a review.
Thanks to his contributions and others’, architectural culture, which until the 70s had concentrated its activities on serving some privileged, understood that thousands of people lived in self-built neighborhoods lacking any basic service. Housing by people, published in 1976 by Marion Boyars Publishers -and now in its fourth edition- contains the key points of his theoretical legacy.
In short, their approaches are the result of two influences. On the one hand, that of Patrick Geddes -particularly through the book Cities in Evolution- that in the line of Lewis Mumford and subsequently Jane Jacobs posed a holistic analysis of cities beyond urban form, in its social, economic and geographical true light, as own agencies in evolving life. Furthermore, its affinity to the anarchist ideology, shared with other friends and intellectuals of the time, as Ivan Illich, Paul Goodman and Colin Ward also an architect, author of the foreword of the book. All of them, from different areas, criticized heteronomous totalitarian system based societies, centrally administered and dependent on large amounts of resources consuming hierarchies.
In the specific field of housing, Turner accused the simplistic attitude of the state that, with large pyramidal structures without access to local resources, produced massively standardized solutions -mass-housing-, socially and economically untenable for their inability to recognize the infinite variety of personal and family situations of each particular context. Alternatively, Turner demanded decentralization of this production through locally managed flexible systems, capable of providing diversity independently. His review must be understood in the context of development policies introduced in Latin America in the 70s, based on the economic and productivism, which gave the state a leading role as benefactor organization and provider of goods and services.
With these assumptions, the book begins with a review of the usually quantitative established criteria of the housing assessment, proposing as an alternative to analyze the value of the home by so it does rather than by what is, in other words, its value and potential use rather than its quality material and exchange value. The proposed parameters had to do with the location, accessibility to basic services, endowments and livelihood, tenure and the possibility of transferability, the possibility of transformation or evolution, adaptation to space requirements and specific economic opportunities, safety, comfort or privacy, all personal issues, dependent on local circumstances and resources varying in time.
Based on these parameters and by analyzing a selection of case studies, Turner showed the difficulties to respond and manage these criteria from a system of centralized housing production -at least in a direct and individual effectively- arguing that there were more adequately covered in favelas autonomous groups than in planned housing estates from the state. Accepting the necessary role of the state as facilitator and regulator of basic resources such as land, infrastructure or funding services, he considered essential the access and use of local and personal resources as the involvement of users, labor, local technology, the capacity for self-organization, reuse of materials, the possibility of establishing communities, imagination, etc.
Almost fifty years after its publication, the problems portrayed in Housing by People entirely remains today, especially considering the serious problem of access to housing caused by the growth of the urban population and the growing social inequalities, and accelerated consumption our natural resources caused by the dynamics of globalization and economic consequences of productivist capitalism. In this context, in which the informal city is an inevitable reality and the commitment to a sustainable economy an unavoidable necessity, Turner proposal deserves a review.