Eugène Hénard
Fundación Caja de Arquitectos, 2012
La necesidad que sintió Eugène Hénard (1849-1923) de incidir en la ciudad de su tiempo le conduciría a hacerse presente en la discusión cívica con sus escritos y propuestas dibujadas sobre la transformación de París. | The need felt by Hénard Eugène (1849-1923) to influence the city of his time will lead him to be present in the civic discussion with his writings and proposals drawn on the transformation of Paris.
Sus Estudios, publicados entre 1902 y 1909, condensarían brillantes y provocativas reflexiones que contenían importantes proposiciones, aunando técnica y arte, ciencia e historia, arquitectura y urbanismo, en una aproximación crítica a una visión de conjunto del futuro de París. Y lo hizo con tal propiedad que alcanzaría una importante influencia internacional y contribuiría a asentar la entonces naciente urbanística moderna.
Por ello, tal como explica Jean-Louis Cohen en el prefacio a esta edición, «…es preciso desgajar la interpretación de los trabajos de Hénard de aquellas lecturas teleológicas que los reducen a una especie de corpus de principios necesariamente conducentes al funcionalismo urbano o rígidamente orientados hacia la definición de la ciudad del futuro.
Del corpus completo de sus trabajos se desprende una figura mucho más compleja […] Hénard concilia imaginación arquitectónica y seriedad estadística, pero no por ello es hostil a los valores históricos y se muestra preocupado por la preservación crítica del paisaje parisino.
Hombre orquestra, pero también personaje modesto, Hénard condensa en sus panfletos durante dos décadas todo el potencial y todas las ambigüedades de un urbanismo balbuciente.
Eugène Hénard nació en París en 1849. Hijo de Antoine—Julien Hénard, arquitecto y profesor de la Escuela de Bellas Artes, donde obtuvo su diploma en 1880, se inició trabajando en el departamento municipal de obras públicas, administración en la que permaneció vinculado a los servicios municipales de edificios públicos hasta su retiro.
Su capacidad de iniciativa le llevó a participar activamente en el devenir de su ciudad, con su implicación en las Exposiciones parisinas de 1889 y 1900, la publicación de numerosos escritos y propuestas de gran capacidad instructiva, y su enriquecedora aportación al debate urbanístico institucional tanto desde el Museo Social como desde la Comisión de las Perspectivas Monumentales de París.
Con sus sucesivas aportaciones, reunidas fundamentalmente en sus Estudios, contribuyó a modernizar sustancialmente el entendimiento de muy variadas cuestiones de la configuración de la ciudad, acercándose paulatinamente a una visión de conjunto del futuro de París. El relieve de su capacidad renovadora le otorgó autoridad entre sus coetáneos, lo que le llevó a participar en eventos internacionales, entre ellos la Conferencia Mundial de Urbanismo de Londres y la gran exposición de Berlín, ambos de 1910, tan relevantes en la fundación de la urbanística moderna. Murió en París en 1923.
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