Edward Glaeser
Taurus, 2011
No conocemos su nombre pero hace pocos meses en algún lugar del mundo nació el habitante número siete mil millones. “Los próximos dos mil millones de personas que se agregarán a la población mundial vivirán en ciudades; en consecuencia, es necesario planificar para ellos desde ahora” advierte el informe “Estado de la Población Mundial 2011” de la ONU. | We don’t know his name but a few months ago, somewhere in the world, was born the number seven billion inhabitant. "The next two billion people added to world population will live in cities, so therefore is necessary to plan for them now," warns the report "State of World Population 2011" by the UN.
¿Dónde alojar a esos millones por venir? El Triunfo de las Ciudades, reciente libro del profesor de Harvard Edward Glaeser, reivindica que ellas –las grandes ciudades– son la única alternativa a esta temible combinación de crecimiento demográfico explosivo, calentamiento global, crisis energética y pobreza endémica: “Seria mucho mejor para el planeta que su población urbana viviese en ciudades densas levantadas alrededor del ascensor, en lugar de hacerlo en áreas diseminadas construidas en torno al automóvil”. Sus estudios demuestran que la ciudad extendida de baja densidad poblacional provoca mayor impacto ambiental y social negativo que las urbes compactas y densas. La casa individual exenta –mal que nos pese al los arquitectos– ha devenido en el tipo de vivienda que más energía, tierra y agua consume; siendo la contra-cara de un modelo territorial inviable y ecológicamente insustentable. ¿Podemos seguir enseñando, publicando y premiando estos paradigmáticos ejemplos de la “alta costura” arquitectónica sin hacer una reflexión critica de sus consecuencias?
El 92% de los argentinos viven en ciudades y sus periferias han crecido en los últimos años de tres formas: La privada mediante barrios cerrados y similares; la pública con conjuntos habitacionales de vivienda social, y la espontánea vía asentamientos irregulares y villas miseria. Así y por distintas razones, se ha agrandado la mancha urbana sin planificación y con muy baja densidad; ocupando gran cantidad de tierras fértiles o interviniendo imprudentemente frágiles eco-sistemas de regulación hidrológica como humedales y otras zonas inundables. Hoy los barrios cerrados usan 40 mil hectáreas contra las 20 mil de la ciudad de Buenos Aires; duplican su superficie para albergar menos gente que el barrio de Caballito. Un verdadero despilfarro del territorio más rico y productivo del planeta, justo cuando los alimentos son vitales. Además su dependencia del automóvil conlleva altos consumos de combustibles fósiles y emisiones de CO2 que agravan el calentamiento global. Probablemente por ello Rosario ha sido la primera ciudad del país en debatir públicamente y prohibir nuevos barrios cerrados en su periferia. Privilegiar el valor social y estratégico del suelo por sobre la especulación y la fragmentación son fundamentos de la flamante Ley. ¿Es sostenible continuar loteando al infinito la Pampa Húmeda y el Delta?
Desde el sector público, la vivienda de interés social también ha evitado la densidad y el tejido urbano compacto, probablemente para alejarse del fracaso de los barrios tipo “Fuerte Apache” en los años `70. En su reemplazo este Estado ha optado –casi siempre– por conjuntos aislados de casas en las periferias. Sin una reflexión arquitectónica ni de los materiales y el ambiente que se proponen; con trazados de calles ensimismados que suplantan la eficaz “manzana criolla”, estas “soluciones habitacionales” han sido una nueva oportunidad perdida para convocar a pensar, diseñar y construir un mejor hábitat para muchos. Hoy es más importante hacer ciudad que hacer viviendas. Por eso lo sinérgico es abrir calles y urbanizar las villas, crear espacio público de calidad en zonas marginales, mejorar viviendas existentes, densificar y llevar agua potable y cloacas allí donde no existen, sanear el Riachuelo y las cuencas contaminadas del conurbano, fortalecer ciudades intermedias, e invertir seriamente en los trenes y el transporte público metropolitano.
Barrios cerrados, conjuntos habitacionales aislados y asentamientos irregulares de pobreza extrema son, por opción o por necesidad, modelos no sostenibles de anti-ciudad.
Hacer ciudad. ¿Cómo? Compacta e intensa, mezclando gente, usos, densidades y tipologías edilicias diferentes. Con espacio público de alta calidad; plazas, calles y parques de cuidado diseño y mantenimiento. Con actividades comerciales y productivas compatibles con una vida sana. Con nuevas viviendas colectivas, cómodas, eficientes energéticamente, hechas con materiales sustentables y techos verdes. Con equipamientos culturales, educativos y sanitarios para todos. Con transporte público extendido, sostenible y diversificado. Cuidando los barrios, el ambiente y nuestro patrimonio. Integrando y urbanizando las villas y las periferias informes. Posibilitando con políticas activas el acceso a una vivienda digna y urbana. Una ciudad mejor, más solidaria, donde impere la ley y donde los distintos podamos convivir sin tener que recurrir a muros y seguridad privada. Donde cada uno encuentre su lugar y pueda construir su propio proyecto de felicidad. Esta podría ser la solución a nuestra actual encrucijada. ¿Estaremos en condiciones, como disciplina y colectivo profesional, de asumir el desafío?
Martín Marcos
Arquitecto. Profesor Titular FADU-UBA.
El 92% de los argentinos viven en ciudades y sus periferias han crecido en los últimos años de tres formas: La privada mediante barrios cerrados y similares; la pública con conjuntos habitacionales de vivienda social, y la espontánea vía asentamientos irregulares y villas miseria. Así y por distintas razones, se ha agrandado la mancha urbana sin planificación y con muy baja densidad; ocupando gran cantidad de tierras fértiles o interviniendo imprudentemente frágiles eco-sistemas de regulación hidrológica como humedales y otras zonas inundables. Hoy los barrios cerrados usan 40 mil hectáreas contra las 20 mil de la ciudad de Buenos Aires; duplican su superficie para albergar menos gente que el barrio de Caballito. Un verdadero despilfarro del territorio más rico y productivo del planeta, justo cuando los alimentos son vitales. Además su dependencia del automóvil conlleva altos consumos de combustibles fósiles y emisiones de CO2 que agravan el calentamiento global. Probablemente por ello Rosario ha sido la primera ciudad del país en debatir públicamente y prohibir nuevos barrios cerrados en su periferia. Privilegiar el valor social y estratégico del suelo por sobre la especulación y la fragmentación son fundamentos de la flamante Ley. ¿Es sostenible continuar loteando al infinito la Pampa Húmeda y el Delta?
Desde el sector público, la vivienda de interés social también ha evitado la densidad y el tejido urbano compacto, probablemente para alejarse del fracaso de los barrios tipo “Fuerte Apache” en los años `70. En su reemplazo este Estado ha optado –casi siempre– por conjuntos aislados de casas en las periferias. Sin una reflexión arquitectónica ni de los materiales y el ambiente que se proponen; con trazados de calles ensimismados que suplantan la eficaz “manzana criolla”, estas “soluciones habitacionales” han sido una nueva oportunidad perdida para convocar a pensar, diseñar y construir un mejor hábitat para muchos. Hoy es más importante hacer ciudad que hacer viviendas. Por eso lo sinérgico es abrir calles y urbanizar las villas, crear espacio público de calidad en zonas marginales, mejorar viviendas existentes, densificar y llevar agua potable y cloacas allí donde no existen, sanear el Riachuelo y las cuencas contaminadas del conurbano, fortalecer ciudades intermedias, e invertir seriamente en los trenes y el transporte público metropolitano.
Barrios cerrados, conjuntos habitacionales aislados y asentamientos irregulares de pobreza extrema son, por opción o por necesidad, modelos no sostenibles de anti-ciudad.
Hacer ciudad. ¿Cómo? Compacta e intensa, mezclando gente, usos, densidades y tipologías edilicias diferentes. Con espacio público de alta calidad; plazas, calles y parques de cuidado diseño y mantenimiento. Con actividades comerciales y productivas compatibles con una vida sana. Con nuevas viviendas colectivas, cómodas, eficientes energéticamente, hechas con materiales sustentables y techos verdes. Con equipamientos culturales, educativos y sanitarios para todos. Con transporte público extendido, sostenible y diversificado. Cuidando los barrios, el ambiente y nuestro patrimonio. Integrando y urbanizando las villas y las periferias informes. Posibilitando con políticas activas el acceso a una vivienda digna y urbana. Una ciudad mejor, más solidaria, donde impere la ley y donde los distintos podamos convivir sin tener que recurrir a muros y seguridad privada. Donde cada uno encuentre su lugar y pueda construir su propio proyecto de felicidad. Esta podría ser la solución a nuestra actual encrucijada. ¿Estaremos en condiciones, como disciplina y colectivo profesional, de asumir el desafío?
Martín Marcos
Arquitecto. Profesor Titular FADU-UBA.
Where accommodate those millions to come? Triumph of the City, a recent book by Harvard professor Edward Glaeser, claims that the big cities are the only alternative to this formidable combination of explosive population growth, global warming, energy crisis and endemic poverty: “would be much better for the planet that its urban population lived in dense cities erected around the elevator, rather than do it in scattered areas built around the automobile”. His studies show that the city extended in a low density population way leads to increased negative environmental and social impact that the compact, dense cities. The free-detached house, despite the architects, has became in the type of housing that more energy, land and water uses, being the anti-face of a unviable territorial model and environmentally unsustainable. Can we continue teaching, publishing and rewarding these paradigmatic examples of "haute couture" architecture without a critical reflection of its consequences?
92% of Argentines live in cities and their suburbs have grown in recent years of three ways: private through gated communities, tpublic by projects of social housing, and informal by settlements and slums. So for different reasons, has widened the urban area without planning and low density, occupying large amount of fertile land or recklessly intervening fragile ecosystems of water regulation as wetlands and other flood areas. Today gated use 40 000 hectares against the 20 000 hectares of the city of Buenos Aires; doubled its surface to house fewer people than Caballito neithborhood. A real waste of the richest and most productive land on the planet, just when food is vital. Besides, its dependence on cars leads to high consumption of fossil fuels and CO2 emissions that exacerbate global warming. Probably that’s the reason because Rosario has been the first city in the country to forbid new gated communities in the periphery. Privileging the social and strategic ground on speculation and fragmentation are foundations of the new Law. Is it sustainable to continue lotting to infinity the Pampa and the Delta?
From the public sector, social housing has also avoided the density and compact urban fabric, probably to get away from the failure of neighborhoods such as "Fort Apache" in the early 70's. In its place the State has chosen –almost always– by isolated clusters of houses in the suburbs. Without an architectural reflection neither the materials or the environment that are proposed, with streets traces that supplant the effective "native block", these "housing solutions" have been a missed opportunity to call for new thinking, design and build a better habitat for many. Today, it is more important to city to make homes. So, the synergistic option is to open streets and urbanize villages, creating qualified public space in marginal areas, improving existing housing, densifying and bringing water and sewer where doesn’t exist, cleaning up the Creek and watershed polluted metropolitan area, strengthening intermediate cities and investing seriously in trains and metropolitan public transport.
Gated communities, housing complexes and isolated settlements in extreme poverty are, by choice or necessity, unsustainable patterns of anti-city.
Making city. How? Compact and intense, mixing people, uses, densities and different building typologies. With high quality public space, squares, streets and parks of careful design and maintenance. With trade and production compatible with a healthy lifestyle. With new group homes, comfortable, energy efficient, made with sustainable materials and green roofs. With cultural facilities, education and health for all. Extended public transport, sustainable and diversified. Caring neighborhoods, the environment and our heritage. Integrating and urbanizing towns and peripheries. With active policies to allow access to decent housing and urban. A better, united city, under the rule of law and where we live without walls and private security. Where everyone could find their place and could build their own happiness project. This could be the solution to our current situation. Will we be able, as a discipline and professional group, to take the challenge?
92% of Argentines live in cities and their suburbs have grown in recent years of three ways: private through gated communities, tpublic by projects of social housing, and informal by settlements and slums. So for different reasons, has widened the urban area without planning and low density, occupying large amount of fertile land or recklessly intervening fragile ecosystems of water regulation as wetlands and other flood areas. Today gated use 40 000 hectares against the 20 000 hectares of the city of Buenos Aires; doubled its surface to house fewer people than Caballito neithborhood. A real waste of the richest and most productive land on the planet, just when food is vital. Besides, its dependence on cars leads to high consumption of fossil fuels and CO2 emissions that exacerbate global warming. Probably that’s the reason because Rosario has been the first city in the country to forbid new gated communities in the periphery. Privileging the social and strategic ground on speculation and fragmentation are foundations of the new Law. Is it sustainable to continue lotting to infinity the Pampa and the Delta?
From the public sector, social housing has also avoided the density and compact urban fabric, probably to get away from the failure of neighborhoods such as "Fort Apache" in the early 70's. In its place the State has chosen –almost always– by isolated clusters of houses in the suburbs. Without an architectural reflection neither the materials or the environment that are proposed, with streets traces that supplant the effective "native block", these "housing solutions" have been a missed opportunity to call for new thinking, design and build a better habitat for many. Today, it is more important to city to make homes. So, the synergistic option is to open streets and urbanize villages, creating qualified public space in marginal areas, improving existing housing, densifying and bringing water and sewer where doesn’t exist, cleaning up the Creek and watershed polluted metropolitan area, strengthening intermediate cities and investing seriously in trains and metropolitan public transport.
Gated communities, housing complexes and isolated settlements in extreme poverty are, by choice or necessity, unsustainable patterns of anti-city.
Making city. How? Compact and intense, mixing people, uses, densities and different building typologies. With high quality public space, squares, streets and parks of careful design and maintenance. With trade and production compatible with a healthy lifestyle. With new group homes, comfortable, energy efficient, made with sustainable materials and green roofs. With cultural facilities, education and health for all. Extended public transport, sustainable and diversified. Caring neighborhoods, the environment and our heritage. Integrating and urbanizing towns and peripheries. With active policies to allow access to decent housing and urban. A better, united city, under the rule of law and where we live without walls and private security. Where everyone could find their place and could build their own happiness project. This could be the solution to our current situation. Will we be able, as a discipline and professional group, to take the challenge?