29 nov 2011

XI BIAU. ARQUITECTURA EN LA ERA DE LA PROXIMIDAD

Lo próximo, lo necesario
XI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo
Fundación Caja de Arquitectos, 2011

El Ministerio de Fomento, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo vienen organizando, desde hace más de 20 años, la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Para la presente edición, que es ya la undécima, han contado con la colaboración de la Fundación Caja de Arquitectos como entidad editora del catálogo que nos proponemos revisar a continuación.

La primera cualidad reseñable es la vocación divulgativa del texto. Se pretende por encima de todo mostrar arquitectura. Esta circunstancia ha permitido que el libro esté disponible en formato digital en la propia página web de la Fundación. La edición en papel, en cualquier caso, ha sido elaborada con sumo cuidado. Se repite el formato robusto, pero manejable, de ediciones anteriores –en algunas de las cuales el catálogo fue desarrollado por equipos de jóvenes arquitectos.

La presencia del texto en internet no es el único contacto con la red que caracteriza a esta Bienal. Uno de los aspectos más interesantes de su desarrollo ha sido el trabajo de “transparencia” del proceso de selección, deudor del que ya desarrolló el colectivo Zuloark en la convocatoria anterior. La documentación y difusión de todos los encuentros del jurado, así como la apertura pública del debate a las redes sociales han sido los factores de visibilidad más determinantes. No son pocos los que han seguido al Twitter @bienal_arq, más de 300 followers en pocos días, según explica el propio catálogo, o los diálogos desarrollados bajo el hashtag #beauxi.

La exposición de la selección es generosa –diez páginas por proyecto– y bien elaborada, con abundante información gráfica. La documentación escrita, algo más escasa, incluye una breve memoria elaborada por el autor o autores de cada proyecto. Este es quizás el punto más débil del catálogo. Pese a la introducción escrita del libro, presentaciones, preámbulo o acta del jurado incluida, se echa en falta algún texto crítico –elaborado por alguien externo a la organización o a los premiados– que avale o sancione los aspectos más reseñables de la selección.

En este sentido, y esta es una crítica hacia la Bienal, no hacia su catálogo, llama la atención que la organización no incluya un apartado para la valoración de trabajos de crítica, teoría o divulgación de la arquitectura. Especialmente cuando España es un país rico en profesionales y en producción editorial y científica sobre la materia. Son conocidas otras bienales internacionales –Bienal de Venecia o Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo– que reservan un espacio importante para la producción teórica.

Dicho esto, no podemos completar el análisis del libro sin aludir a la selección de proyectos que presenta. Los aspectos más importantes son reseñados por los propios comisarios de la Bienal, Félix Arranz y Joaquín Sabaté. El lema elegido para la convocatoria, “Lo próximo, lo necesario”, demuestra una intencionalidad que se refleja en muchos de los proyectos escogidos. Pese a la heterogeneidad, siempre presente en este tipo de visiones panorámicas, puede destacarse la presencia de un conjunto de proyectos de mediana escala y funcionalidad más presente para los ciudadanos. Es el caso de varios de los proyectos finalistas, pequeños equipamientos de proximidad diseñados y ejecutados con gran profesionalidad. La escala urbana también está especialmente presente en propuestas urbanísticas que cosen territorios y tejidos urbanos.

Otra característica es la dispersión de las obras por toda la geografía española. No parece responder a una visión periférica del jurado, sino más bien a la repercusión cualitativa que las múltiples escuelas de arquitectura han alcanzado en todas las comunidades.

Se trata, probablemente, de la primera Bienal que incorpora una producción posterior a la era del boom inmobiliario. Aunque esto se refleja en la aparición de algunas actuaciones estratégicas –Estonoesusolar en Zaragoza o Cidades Dos Barrios en A Coruña– hemos de esperar que la próxima edición refleje, de una manera más evidente, el esfuerzo de los profesionales de la arquitectura por responder a aquello a lo que Cedric Price aludía: la arquitectura [construida] no es siempre la solución. Especialmente en tiempos de crisis.

David Hernández Falagán